Y le buscas el cruce de miradas, la sonrisa, los gestos cómplices, los comentarios... Si, eres tú sola la que se los busca, porque por su parte, los tuyos los tiene más que ganados... Y no quieres ser tu la que comience la conversación, ahí si que te haces la dura, "No, esta vez no seré yo la que empiece, aunque quede todo en silencio tendrá que ser él el que diga algo" piensas para ti misma, y lo haces, y entonces es él el que comienza la conversación, como estaba previsto, sonries al ver que tu pequeño "plan" ha dado resultado. De repente te das cuenta de que con esos gestos ha vuelto a abrir un poco esa compuerta de tu corazón que estaba cerrada, aquella compuerta que un día estuvo abierta, y en el cual entraron, pero que cuando ocurrió aquella pequeña historia cerraste de un portazo... Y que luego llego él, la abrió, pero al ver su indiferencia cerraste, y esta vez con llave, pero que con sus gestos te ha vuelto a ganar, quien sabe si esta vez será diferente o aquella llave volverá a girar de nuevo...
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