llega esa persona a tu vida regalándote de nuevo la
ilusión de querer a alguien, la necesidad de estar a su lado, de verla reír, de
escucharla hablar, de cruzar su mirada con la tuya, de verla, de luchar por
ella… Esa sensación que hacía tiempo que habías perdido, de casualidad te la
vuelve a regalar, inconsciente de ello entra en tu vida, y va recogiendo todos
y cada uno de los pedacitos de tu roto corazón y lo va reconstruyendo
cuidadosamente… Todos y cada uno de los días deseas verle, pero te es
imposible, y esperas, esperas ansiosa a que vuelva a llegar ese día donde os
reencontraréis, ese día donde su voz vuelva a sonar a tu lado, donde su risa se
vuelva a contagiar con la tuya, y es entonces cuando te das cuenta de que
realmente necesitas estar a su lado, de que sin darte cuenta ha entrado en tu
mente, y lo que es más importante, a tu corazón. Pero no, esta vez no quieres
ser tu la que lucha solamente por esa historia que podría comenzar, quieres que
él también sea partícipe de ese comienzo, y es entonces cuando te preocupas,
cuando ves que tu apuestas por ella, pero que la otra parte se queda quieta… Y
la reconstrucción de tu corazón se paraliza, y no sabes su futuro, no sabes si
esa será la persona que lo reconstruya del todo, o simplemente dé una patada y
todo se vuelva a desmoronar…
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